Author: Dinito
•1:29


El hombre forzudo arrastró con sus manos una gran piedra y la situó con muchísimo esfuerzo en mitad de su camino. Luego cansado pero satisfecho regresó a su casa.

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Cada día cuando salía de casa para ir a trabajar, al llegar junto a esa gran piedra, comenzaba a escalarla, trepaba por ella, la atravesaba y continuaba su camino, era un esfuerzo diario pero no le importaba, simplemente lo hacía.

Siempre llevaba el mismo recorrido, salía de casa, topaba con la piedra, salvaba el obstáculo y proseguía su camino.

Pasó mucho tiempo y aquella persona seguía con aquella rutina. Algunas personas ya se había fijado en tan peculiar costumbre y también a ellas les afectaba tener que dar un rodeo a aquella enorme piedra para seguir caminando o simplemente dando un paseo, pero nadie decía nada, lo habían tomado ya como una costumbre, cada uno atravesaba la piedra por donde mejor podía. Hasta que un buen día una mujer que hacía siempre ese camino para ir a su ctrabajo se paró junto a aquella piedra a esperar a que llegara aquel extraño caminante.

Al verlo aproximarse le dijo: he observado que siempre haces un mismo camino y al llegar a esta piedra la escalas para atravesarla y continuar andando. Debes hacer un gran esfuerzo cada día y he pensado: ¿No crees que sería más práctico tomar fuerzas de una sola vez y tratar de apartarla de tu camino para que no vuelva a molestarte?. Si dedicas ese tiempo de esfuerzo de golpe luego ya todo sería más fácil, no tendrías que volver a esforzarte, ¿no crees?

El hombre se quedó mirando a aquella mujer muy contrariado pues no estaba acostumbrado a que nadie le dijera lo que pensaba de su comportamiento y con voz enfadada le contestó: ¡no me digas lo que tengo que hacer en mi vida!!, ¡mujer boba! ¡déjame en paz!. !Tú no entiendes porqué hago las cosas! y !!yo no voy a perder mi tiempo en tratar de explicarte nada!!!, ¿te enteras?, ¡olvidame!

Y con gesto tan desagradable trepó por la roca y se alejó sin decir más.

Pasaron varios días y aquella mujer continuaba observando el ritual de escalada de ese hombre. No lo entiendo se decía, ¿porqué no apartará la roca??, parece un hombre sensato, es imposible que no se haya dado cuenta de que tiene fuerzas suficientes para apartarla y así todo sería para todos más fácil… Pero, recordando lo desagradable que había sido con ella prefería no decir nada más y continuaba su camino salvando, como todos los que hacían ese camino, aquella dificultad.

Y así pasaron muchos meses. Aquella mujer realizaba siempre el mismo camino que el hombre solo que ella no escalaba la gran roca sino que prefería rodearla. Eso le llevaba un tiempo extra así que tenía que salir más temprano de su casa, previendo lo que iba a encontrarse. Un buen día en que se veía con fuerzas suficientes para volver a intentarlo, de nuevo insistió: ¿porqué no apartas la roca y nos haces a todos el camino más fácil?

¡¡Déjalo ya!!!, bramó el hombre, ¡no insistas!, ¡es que no tienes otra cosa mejor qué hacer que meterte conmigo??, ¡¡no sé que tienes contra mi!!, no sé porqué he de tener la culpa de que nadie pueda andar bien su camino, vete por otra parte, yo no te he impedido que vayas por otro lado, ¿no?, esta piedra está aquí en medio porque así debe ser y ¡¡no hay más que decir!!, y que nadie se atreva a tocarla o se las verá conmigo. Y deja de molestarme, ¡¡ya me cansa que siempre me preguntes lo mismo!!, ¡¡está ahí y punto!!, !!déjame en paz ya de una vez!.

La mujer de nuevo se sintió fatal por esa actitud tan prepotente y orgullosa que demostraba aquel hombre que ni se atenía a razonar nada ni siquiera quería saber porqué le hacía tal petición, pero de nuevo calló y se dispuso a rodear aquella gran piedra.

Pasó mucho tiempo más… pasaron años…

Un buen día estando el hombre escalando la roca en su parte más alta se encontró sentado a un ángel con los brazos cruzados y gesto muy serio: ¿de qué vas? le dijo sin contemplaciones el ángel a aquel hombre. ¡¡Quita esta piedra ahora mismo!!! Llevas años obligando a las personas a que den un rodeo para ir a sus casas o a su trabajo por este camino ¿quién te crees que eres para obligar a los demás a que hagan tu mismo esfuerzo?

Angel, le dijo el hombre un poco confuso al verle tan enfadado, yo puedo explicártelo: hace años coloqué con gran esfuerzo esta piedra en mitad de mi camino para recordarme a mi mismo que esta vida no es tan fácil, que he de sortear obstáculos, que el camino no es tan fácil como aparenta ser. Y así cada vez que salgo de mi casa y me encuentro esta piedra recuerdo que en todo hay que hacer un esfuerzo para seguir caminando, la escalo y al atravesarla sé que puedo atravesar en mi vida cualquier dificultad y eso me hace sentir mejor para seguir caminando.

El ángel al escuchar esas palabras suavizó su tono de voz un poquito y le habló de esta manera: era noble tu pensamiento cuando colocaste esa piedra y es cierto que no debemos olvidar que para las cosas importantes de la vida hay que hacer esfuerzos, que no todo lo valioso se consigue de forma fácil, pero con tu actitud condicionas a otras personas que no piensan como tú, o que ni siquiera han llegado a tener tal pensamiento, les obligas a que hagan un mismo recorrido que no comprenden porque tú ni se lo explicas. A esa mujer, por ejemplo, a quien has hablado tan mal cuando solo intentaba decir algo, lo que le sucede es que tiene una enfermedad degenerativa en las piernas y ese esfuerzo diario le está matando, no puede decírtelo porque sabe que tú no la escuchas y viendo tu actitud seguramente ni la entenderías o te reirías de ella, exhibes demasiada vanidad para que nadie pueda hablarte; tú escalas la roca que ella ha de rodear y esa es la realidad que por tu egoismo ella tiene que seguir sorteando ese obstáculo diario que tu crees tan necesario que esté ahí para que no lo olvides.

¿ha de venir un ángel a la tierra para que respondas de tu actitud de manera adulta y con buenas formas? ¿ha de venir un ángel para que bajes tu orgullo y entiendas el daño que haces con tu fijación a los demás??

Quita por favor esa piedra, donde tú ves un recuerdo hay otras personas que tan solo ven un obstáculo.

El hombre avergonzado por haber actuado de aquella manera tomó fuerzas y empujó aquella piedra con gran esfuerzo pues estaba por los años muy asentada, hasta que logró apartarla del camino y dejarla junto a la orilla, en un lado. Luego se volvió para decirle algo al ángel pero este ya había desaparecido. Mientras se quedaba pensativo sobre lo que había provocado a lo lejos vio acercarse a aquella mujer que tanta dificultad tenía en caminar y que él ni se había parado a verlo y al llegar a su altura le dijo: ya quité la piedra, espero que ahora le resulte más fácil caminar y entonces empezó a decirle todas aquellaa explicación de sus motivos que le habia dicho al ángel. Pero la mujer al empezar a escuchar los motivosde aquel hombre le puso una mano en los labios y le dijo con dulzura: no es necesario que me lo explique, debió ser algo importante y por eso estaba ahí esa piedra y luego mirándole con cara de agradecimiento simplemente añadió: ahora todo para todos será más fácil sin es piedra en la mitad, gracias.

Y allí, apartada hacia un lado quedó un piedra, símbolo de un recuerdo, de una actitud ante la vida. Y aquel hombre cuando todas las mañanas iba a trabajar al pasar a su lado ya sin esfuerzos seguía recordando el motivo por el que la puso pero ahora también recordaba el motivo por el que la quitó. Y en la mitad de ese pensamiento descubrió que también se sentía mejor para seguir caminando.

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No hagamos sentir mal a los demás solo porque creemos necesario no olvidar jamás lo mal que nosotros mismos nos sentimos.

Lo más maravilloso del mundo es encontrar un término medio para que nadie se sienta mal.

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